Segundo Día de nuestra historia / Second Day
No recuerdo la hora a la que despertamos pero sí recuerdo que dormimos plácidamente. Era la primera noche que alguien dormía en el amplio dormitorio y las impresiones personales eran:
silencio anormal, temperatura muy estable y ventilación perfecta. Yo tomé una litera hacia la mitad y junto a la pared del fondo. Los cuatro amigos se situaron juntos hacia la entrada. ME sorprendió que no se escuchaba ni un solo ruido. ¿Estarían muertos? ¿Se habrían ido sin que lo notara? Tras desperazarme caminé hacia la entrada y observé que aún dormían.
Debían ser las nueve de la mañana... Me dirigí a la recepción y abrí el portón de la entrada al ALBERGUE VIATORIS: día segundo, San Federico.
Nuestros queridos francesitos se fueron levantando poco a poco, estirándose como gatitos, discretamente, sin apenas hacer ruidos se ducharon, prepararon su desayuno y poco a poco, fueron cargando sus mochilitas en el estrecho maletero del 4L. Yo me preguntaba una y otra vez cómo habían podido llegar desde París a Sahagún en una semana de calor insoportable en semejante nave. A veces, las capacidades de adaptación y supervivencia del ser humano superan la lógica. Tras revisar los niveles de aceite y varios intentos de arranque fallidos, lograron que "La pitufa" como llamaban a su voiture arrancara y posteriormente se marcharon hacia León. Eran las 11:20.
Rápidamente nos pusimos a ultimar detalles como el fregadero, la cocina eléctrica y otros elementos menores. Por la tarde hice dos carteles en aluminio y con la ayuda de Víctor colocamos uno en un cruce y otro en otro, dentro de la misma villa. Todo listo.
Tan sólo había venido un peregrino en la tarde: Carlos Sin. Nuestro peregrino número 1, con credencial de peregrino de las de verdad. Lo acogimos a cuerpo de rey. No le cobramos y le ofrecimos todo cuanto pudimos para que se sintiera como un rey. Era el primero. Dormimos sólo dos personas esa noche: alberguero y peregrino Carlos.
<< Home